
Ahora, a diseccionar la peli:
Ricky Gervais interpreta a Mark Bellison, nuestro simpático y levemente atocinado prota. Para los que no os suene, es ese actor británico que la lió parda en la ceremonia de los Globos de Oro, poniendo a parir a todos los presentes y parte de los ausentes y mordiendo con muy poco estilo la mano que le daba de comer, con el consecuente cabreo que se pilló con él la comunidad "joligudiense". Si bien no es la interpretación de su vida, digamos que lo hace bastante bien y que da la talla de sobra para lo que se le pide.

LO BUENO:
- Lo primero, como ya he dicho, lo creativo, potente y profundo de la idea de un mundo sin mentira, y lo bien desarrollado que está en todos sus detalles este mundo y las consecuencias que podría tener. Si eres capaz de meterte mentalmente en la peli, te la pasas a medio camino entre la hilaridad y la angustia. No es del todo cómodo pensar hasta qué punto dependemos socialmente de la mentira...
- El ritmo es bastante bueno, y la peli está al alcance de todo el mundo. Es más que entretenida y todo el mundo pasará un buen rato viéndola.
- Aunque los actores principales lo hacen medianamente bien, el aspecto interpretativo gana enteros con algunos secundarios y breves pero intensos cameos: genial Jeffrey Tambor (el suegro de Resacón en Las Vegas) en el papel de jefe, y grandiosos cameos de Jason Bateman como doctor (Juno), Philip Seymour-Hoffman como barman (La Duda) o Edward Nolan (American History X) como peculiar agente de la ley.
LO MALO:
- Un guión de amor insulso típico de peli romanticona americana, sobre todo el último tercio de la película, te agua en un charco de helado de chocolate a medio derretir lo que podría haber sido un peliculón si los guionistas hubieran usado una idea tan buena como la del primer mentiroso del mundo para algo más que el típico pastelón cursi romántico de peli de después de comer. Las dinámicas secundarias entre distintos personajes tienen mucho más jugo que la trama principal, y no se explota.
- Con la intención de hacer algo de "crítica social" se cae en cosas muy burdas. Por ejemplo, la crítica a la religión que se hace en un momento dado es de lo más simplón e infantil (aunque gracioso, lo admito). No es que yo sea religioso, sino todo lo contrario; me parece que se podría haber hecho mucho mejor, más elaborado, divertido y profundo.

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