viernes, 27 de marzo de 2015

NARRATIVA vs JUGABILIDAD - Telltale Games y los seriejuegos.

Hoy mismo he hablado con un buen amigo mío. Somos amigos desde que teníamos 5 años, y una de las cosas que siempre nos ha unido son los videojuegos, el cine y sobre todo, la saga original de la Guerra de las Galaxias. Antes de meterme en faena, quiero decir que crecer rodeado de gameboys y miniaturas no es óbice para tener una vida funcional, y mi amigo, aparte de freakynerd nivel 80, llegó a ser portero semiprofesional de fútbol.

El caso es que le llamé para desearle buen viaje, pues se va a pasar la Semana Santa con su pichurri (nunca creímos que llegaría, pero mírale) y entre bromas y buenos deseos, tuvimos que aplazar una quedada para viciar a videojuegos. Seguimos haciéndolo a pesar de nuestra edad y responsabilidades conyugales y laborales (ejem, bueno, las suyas, yo sigo siendo un Lebowski de la vida) y cada vez que quedamos es una noche entera jugando, y volver con la misma sonrisa y menos resaca que volver de Huertas. Nuestra predilección son los FPS, aventuras gráficas y estrategia. Por supuesto, repasamos los juegos que tenemos que machacar, y hay dos que tenemos pendientes: The Walking Dead y Game of Thrones, ambos de la ya consagradísima Telltale Games. Tal vez The Wolf Among us si no nos sale algo de tiros entre medias.













No creo que tenga mucho que explicar sobre estos juegos que el gamer promedio no sepa. Se trata de una forma nueva de entender la aventura gráfica de toda la vida: unos gráficos exquisitos, una estética propia, un trasfondo (lore, que dicen los entendidos) riquísimo, una ambientación y una música soberbias... Sólo con eso, ya te meten en la historia, te atrapan. Y hacen que no te des cuenta de una cosa: la jugabilidad es muy pobre, bajísima, una mierda, vaya. Así enunciado creo que Xisco va a apuntar esto en su instrucción del caso para darme garrote vil, así que intentaré explicarme y ver si pueden reducir mi sentencia a trabajos forzados de por vida en la isla Conejera. Y para ello, debo hablar de Telltale Games, los magos de todo este asunto, y de cómo, en mi opinión, han conseguido mezclar una tradición sólida de diseño de videojuegos con nuevas tendencias que nacieron como indie y encima abiertos al mundo de entretenimiento digital.

Lo primero que decir de Telltale Games es que molan. No sólo por lo que hacen, sino por cómo se lo han montado. Los fundadores de esta compañía eran muchos de los que hicieron todas esas míticas sagas de Lucas Arts: Sam&Max, Grim Fandango, los Indiana Jones, la saga de Monkey Island, Full Throttle,  The Dig... Y saliendo de aventuras gráficas, la saga de X-wing. Son expertos en contar historias, puesto que nacen de una productora de cine: sus videojuegos han sentado las bases de cómo se desarrollaría el universo expandido Star Wars, y han creado sagas inmortales como las mencionadas antes. En 2004, un grupo de estos maestros del videojuego se cabrearon con su empresa porque les canceló un proyecto, y decidieron romper baraja y montárselo por su cuenta. Decidieron seguir sus instintos creativos antes que a los yupis de marketing que han convertido Lucas Arts y todos sus productos en bromas con Calaveras de Cristal, Jar Jar Binks y juegos de plataformas de LEGO. Diez años después se han consolidado como uno de los productores de más calidad y con un estilo muy propio: y si echáis un vistazo a la lista de lo que han hecho os daréis cuenta de que, para tratarse de un estudio no demasiado grande en sus inicios (comparado con otros gigantes del sector) tiene un buen número de exitazos, y su proporción de éxitos vs fracasos es, posiblemente, de las mejores que puede haber en una industria tan caprichosa como la del entretenimiento digital.



Así que ya tenemos algunos de los ingredientes para el triunfo de esta compañía: saben contar historias, tienen mucha experiencia, se especializan en un género de videojuegos y lo explotan al máximo. Porque lo hacen bien, y porque la gente ya sabe que lo hacen bien después de décadas deslumbrando al público. 

Otro factor, un poco derivado de lo anterior, es que no se cierran al mundo cinematográfico o de series, pero tampoco se tiran en plancha de cualquier manera, como si fueran Uwe Bol. Son contadores de historias, y saben reconocer una buena historia cuando la ven. Ya sea un guión completamente nuevo, como aprovechándose de trasfondos y sagas ya existentes, te hacen maravillas porque no da la sensación de que vayan a por la taquilla, sino que conservan el espíritu artístico y un buen equilibrio entre estilo propio y apertura a nuevas ideas (historia, formas de jugar, estética, inspiración...) Por supuesto, que hayan elegido sagas como Game of Thrones, Borderlands o The Walking Dead no es sólo por puro amor al arte, que don dinero estará de por medio. Pero han sabido reconocer el gran valor que esas historias tienen, a qué apelan en el espectador, y poder contar esas historias a su manera respetando al máximo el cuerpo principal de la historia, les da un mérito que pocos consiguen.



Y ahí radica su fuerza: en que son los mejores cuentacuentos digitales del momento, como su propio nombre indica. Hasta tal punto van de sobrados por aquí que lo de la jugabilidad lo han dejado en segundo plano. Es más, han ido en contra de muchas tendencias actuales en videojuegos y se siguen saliendo con la suya. Hace unos años, los gráficos tendían al hiper-realismo digital en el mercado occidental, y Telltale Games fue de los que se sumó a resucitar la estética cómic. El hincapié en la narrativa y la estética, los cambios de ritmo, el implicar al jugador de formas que no impliquen acción directa tienen clara influencia de la ola de videojuegos indie que comenzó hace un lustro. Los universos abiertos, con gran capacidad de interacción con el entorno y opciones de personalización no van con estos tipos. Para muestra un botón: en la saga de Walking Dead tienes muy pocas opciones de jugar e interactuar con otros personajes y objetos, probablemente muchas menos que cualquier aventura gráfica de los 90.

Pero se han guardado un as en la manga: los finales abiertos y el hecho de que las decisiones que el jugador toma influyen de verdad en el desarrollo de la historia. Como consumado jugador de aventuras gráficas, debo decir que esta modalidad de juego le da mucha más intensidad a cualquier partida. Cada decisión tiene implicaciones impredecibles, y hace volver a jugar a cada juego mucho más apetecible. Algunos clasificaron las aventuras gráficas originales como juegos de puzzle, y razón no les falta: en el fondo es realizar una secuencia de acciones, por muy ingeniosas que parezcan, para llegar a un fin, y no hacerlo o hacerlo de otra manera no tiene consecuencias más allá de la falta de progreso. Y aunque Telltale Games sigue haciendo aventuras gráficas al uso (y les estaré eternamente agradecidos por rescatar a la Saga de Monkey Island), lo que queda claro es que el estilo que les está llevando a la fama no es otro que esta capacidad de meter al jugador en la historia hasta el punto de que sus decisiones influyen notablemente en el final de la misma y de muchos de los personajes.

Por último, Telltale Games hace otra cosa que sólo es posible gracias a las plataformas de venta online: es la entrega de videojuegos por capítulos. Esto no sólo les permite hacer videojuegos más largos, sino captar más jugadores y corregir un poco el curso de cada producto que desarrollan. Mientras que sus fans permanecen atentos a lo que ocurre e incluso se presentan a concursos para salir reflejados en el siguiente juego.


Por eso quiero acuñar hoy el término seriejuego. El énfasis en la narrativa, la capacidad de absorber al jugador dentro de la historia con el mínimo posible de acciones que tienen el máximo de consecuencias, la riqueza del trasfondo, las entregas por capítulos, la apertura de mente a otros sectores del mundo del videojuego y el entretenimiento en general, la enorme atención a efectos sonoros, musicales y de doblaje y ese estilo propio que tan bien funciona son los ingredientes que, en manos de un chef tan experimentado hacen las delicias de muchos gamers. Se trata de juegos largos, y que si te los supieras, te podrías pasar haciendo con el ratón click menos de 30 veces. El manejo en las pocas escenas de acción es torpe y a lo mejor tienes una o dos por juego, pero un minuto peleando con un zombi me ha acelerado más el pulso que pasarme un Quake 3 entero. Así, esperamos el próximo capítulo de nuestros seriejeuegos favoritos, en los que te da igual mirar a tu colega jugar que hacerlo tú, y la frontera entre una buena película y un buen videojuego están hoy un poco más borrosas.

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