¡Muy buenas a todos! Como si se tratara de un propósito de
año nuevo para hacer ejercicio, aquí estoy intentando publicar regularmente
entradas para devolver un poco de vidilla al blog. A ver cuánto me dura…
Inspirado por el último Pa’luego, se me ha ocurrido que podía hablar de la
relación entre pelis y libros. Aunque no soy muy amigo de las listas y los rankings, voy a salir de mi zona de
confort y a elaborar una lista con algunas de las películas (nada de series
hoy) basadas en libros que he visto y leído, y que en mi opinión no desmerecen
la obra literaria que las inspiró. No es un top, ni una lista completa, y os
animo a completarla con vuestras aportaciones. Es sólo un puñado de ideas
sueltas. Si sois de esos que salen del cine diciendo lo típico de “pues me gustó más el libro”, espero que
en esta entradas encontréis recomendaciones (y recuerdos) con los que hacer una
agradable excepción.
EL MARCIANO
Empezando por lo que tenemos más fresquito, uno de los
estrenos que más me han gustado de 2015, y lo ha hecho no sólo por unos
fantásticos efectos especiales, una gran interpretación de Matt Damon y una
enorme capacidad para absorberte hasta que te muerdas las uñas, sino
también por el excelente trabajo de
adaptación del libro homónimo de reciente publicación. Como con las
traducciones, las adaptaciones de literatura al cine nunca pueden ser
literales: son formas diferentes de contar algo y no deben confundirse. Pues
bien, esta "traducción" roza la perfección, manteniendo ritmos y sensaciones de
película (en sentido literal) mientras traslada explicaciones y descripciones
de un libro más bien complejo, moviendo el peso narrativo de unas partes a
otras con gran habilidad. Como curiosidad, el libro The Martian surgió como un
falso diario en un blog que con el tiempo fue compilado y editado como libro.
Está lleno de problemas matemáticos y físicos que harán las delicias de los más
sesudos, pero explicados de manera que hasta alguien educado en la LOGSE y
sucesivas pueda comprender (bueno, si ponen un poco de esfuerzo para leer más
allá de 140 caracteres).
EL SEÑOR DE LOS
ANILLOS
Un clásico entre los clásicos, tanto en la literatura como
en el cine. El libro: La obra más representativa de la literatura fantástica,
escrita por una de las más grandes plumas inglesas del siglo XX. La peli: una
superproducción épica a una escala que no se veía desde esas enormes pelis de
romanos con miles de extras; que sacó la obra de Tolkien de los oscuros
sótanos donde atocinados prepúberes jugaban
a Dragones y Mazmorras para lanzarla de cabeza al ojo del huracán de la cultura popular. Gran cuidado en todos los aspectos de la realización, un reparto de gran
talento, y miles de personas trabajando
años enteros para poner en imágenes el rico mundo de la Tierra Media, con un
80% menos de descripciones, cánticos y leyendas tan ricas como superfluas, para
que el metraje no durase como todos los DVDs de todas las temporadas de Friends
con sus extras y el spin off de Joey todo junto. Jackson triunfó donde algún
otro fracasó antes, y nos regaló una pieza maestra del cine de aventuras.
Aunque en su segundo intento, el triunfo se le subiera a la cabeza en su segundo intento…
DE RATONES Y HOMBES
Aunque ya se ha escrito una entrada dedicada sólo a este
libro, haré un pequeño resumen explicando que esta novela breve de Steinbeck. Con sólo una media docena de escenas, esta historia se ve muy bien reflejada en
todos sus matices, desde el lenguaje empleado hasta la iluminación, en la
película protagonizada por John Malkovich y Gay Sinese y dirigida por este
último. Incluso se añaden escenas y elementos que en la novela no se tratan con
tanta profundidad, añadiendo riqueza sin tocar ni un ápice la historia
principal ni su espíritu. Eso sí, dramón, como todo lo que escribía Steinbeck.
EL PUENTE SOBRE EL
RÍO KWAI
Estamos ante un extraño ejemplo en el que la película supera
claramente al libro en todos los sentidos. Sir Alec Guinness protagoniza un
gran clásico del cine que cualquiera puede recordar, y cuya melodía silbada es inconfundible para casi cualquiera (es difícil ya generalizar sobre cultura en un mundo en el que la gente confunde el grito de Munch con un icono del guasap). El libro, de un francés llamado Pierre Boulle, es una
obra mediocre de las que proliferaron como setas tras la segunda guerra mundial. Pero sobre todo, es un panfleto chovinista de mucho cuidado, en el que Monsieur Pierre ni se molesta en disimular el racismo y el rencor que siente
por los japoneses y su complejo de inferioridad frente a los ingleses. En su caso, es
personal: este tipo trabajaba en la indochina francesa antes de que fuera
ocupada por los japoneses en 1941, y en fútil venganza escribió esta
mediocridad que, contra todo pronóstico, dio paso a un peliculón con
mayúsculas.
EL CLUB DE LA LUCHA
Un hito cultural de los 90, de esas pocas piezas que es
capaz de mantener la cara tanto en ambientes underground e indie
como frente al gran público, obliga a todo el mundo a romper su regla número 1:
nadie habla del club de la lucha. Porque es una película, y un libro, que dan mucho
que hablar. Inspirado por varios episodios de la vida de su autor, Chuck
Palahniuk, el libro es un relato áspero y perturbador, razón por la cual fue rechazado
por varios editores antes de ver finalmente la luz. Pero una vez fue lanzada, se
convirtió en todo un fenómeno underground
(¡en qué me he convertido, he usado dos veces esa palabra en un solo
párrafo!), llegando al punto de que los fans empezaron a fundar sus propios clubes de lucha. Por su parte, la película, dirigida por el
maestro David Fincher (Seven, Benjamin Buttos, La Red Social y un largo
etcétera) capitanea este proyecto de inconfundible estética, con Edward Norton, Brad Pitt y Helena
Bonham Carter en el cartel. No sólo estamos ante un ejemplar homenaje al libro,
sino que es una película de culto por derecho propio.
EL SASTRE DE PANAMÁ
La novela negra y de misterio es un género muy agradecido en
cuanto a adaptaciones cinematográficas se refiere, gracias al gancho que supone
el suspense y el juego de adivinanzas. Así, escojo este ejemplo como podría
elegir muchas otras grandes adaptaciones de novelas de detectives y espías,
desde los clásicos de Agatha Christye a los populares éxitos de ventas de John
Le Carré o Frederick Forsyth. Es más, me atrevería a decir que hay mejores
adaptaciones de libros a películas que El Sastre de Panamá, pero me gusta esta
película, que creo que no tiene el reconocimiento que se merece. La novela de
John Le Carré, habla de una trama de espionaje en Panamá a finales del siglo pasado, que gira en torno
a un sastre con delirios de grandeza, un espía cuya carrera está en un punto
muerto, y un antiguo libertario ahora echado a perder por el alcohol y su bocaza. La película transmite muy bien el ambiente político, económico y social de Panamá, con sus complejidades y peculiaridades, de una manera diferente pero
igual de eficaz que el libro. Pero lo que merece la pena del film es la
actuación de sus protagonistas: Geoffrey Rush, que clava al
sastrecillo apocado que se viene arriba; Pierce Brosnan, en uno de los picos más altos a mi
entender de su irregular carrera, y otras caras conocidas como Brendan Gleeson
y Jamie Lee Curtis hacen un coro excelente para esta versión de rico trasfondo
y animado ritmo.
LA CARRETERA
Lo postapocalíptico está de moda. Zombies, aliens,
epidemias, guerras nucleares o desastres tecnológicos son la excusa perfecta
para que un autor o director cuestione las bases más profundas de nuestra
sociedad y lo firmes que son nuestros valores. En mi opinión, el
postapocalipsis, y su género madre, la ciencia-ficción, dan excelentes piezas
literarias y cinematográficas, pero no
es tan habitual que un salto a la pantalla (o viceversa, que también hay casos)
alumbre obras maestras. En mi opinión, es porque, al contrario de lo que pasa
con la novela negra, en donde los elementos más sólidos se comparten en film y
papel, aquí la fortaleza de una película o un libro va a ser diferente. Es la
reflexión, la capacidad de crear un mundo, de describir y profundizar lo que
hace un buen libro de ciencia-ficción; mientras que una película, para expresar
esos mismos elementos debe confiarse a una delicadísima combinación de guion,
creación artística visual, efectos especiales y verosimilitud (que no
realismo). Pasando La Carretera, el libro de Cormac McCarthy y la película de
John Hillcoat (Lawless, Triple 9) dan exactamente en el mismo clavo: van a lo
más profundo de la persona, a la esencia de lo humano y a la diferencia entre
vivir y sobrevivir desde una situación tan límite que de verdad te remueve.
Viggo Mortensen canaliza a la perfección todo lo que
la película y el libro quieren transmitir, haciendo que la parte psicológica de
la historia tenga tanta fuerza como en el libro. La perfecta combinación de
puntos de vista de padre e hijo sobre la misma situación tan extrema apelan
poderosamente a los sentimientos, y cerrar la última página del libro o llegar
a los títulos de crédito de la película te dejarán con la misma desazón y un nudo en la garganta.
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