miércoles, 23 de septiembre de 2015

UN DÍA PERFECTO: GAJES DEL OFICIO



¡Hola a todos, cinéfilos, curiosos, reclutadores del ISIS y agentes del FBI! Con esto de los podcast acabo hablando de muchas cosas de las que quiero escribir, y mi pereza crónica y clínica se aprovecha de ello y acabo sin escribir nada. Joé, me da hasta vergüenza presentarme aquí así hoy, pero bueno, ya nos metemos en faena.


Y empezamos hablando de Un Día Perfecto, de Fernando León de Aranoa, estrenada en cines hace menos de un mes. ¿Por qué quiero hablar de esta película, con tanto estreno y hype que hay en estos próximos meses? Pues porque esta película trata sobre mi trabajo (cuando no estoy en paro o subempleado en Madrid) y me hacía mucha ilusión darle una vuelta doble: profesional y cinéfila. ¡Así que allá vamos!

Lo primero, breve sinopsis. Durante la guerra de Bosnia, un grupo de trabajadores humanitarios encuentra un cadáver en un pozo, dejado allí por alguien (¿enemigos? ¿vecinos rencorosos? ¿traficantes?) para envenenar el agua. Cuando lo intentan sacar de ahí, la cuerda se rompe y tienen que conseguir otra. La película es básicamente las aventuras y desventuras de los protagonistas para encontrar una cuerda nueva con la que sacar el cuerpo. Por tanto, tenemos la dichosa cuerda como un McGuffin, un elemento que vertebra el guión pero que ni aparece en la película ni tiene mucha importancia. La mitad de la película transcurre en los dos todoterrenos de la ONG que conducen estos tipos por caminos de montaña balcánicos, entre pastoras de vacas, convoyes de la ONU, campos de minas, traficantes, paramilitares y pueblos desolados por la guerra. 


      
Contando con un reparto bastante potente, la actuación es bastante dispar. En un extremo tienes a Benicio del Toro, que hace de jefe de la misión en el terreno, en una actuación que, sin ser la mejor de su carrera, es muy buena y sin duda refleja bastante bien la actitud de su personaje, un encallecido veterano de las ONGs, con un toque cínico, cansado deseando irse sólo para volver. Personalmente he conocido bastante gente así, y creo que está muy logrado.  Tim Robbins da la nota colorida con un personajillo un poco más inverosímil (que no irreal, gente así existe) que da vidilla a la película. Se trata de "B", un tipo ya entrado en años que lleva el cinismo, el nomadismo y la sed de aventura a la categoría de patología mental, tan astuto como locuaz, su vida absorbida por su trabajo. En el otro  extremo tienes la actuación de Olga Kurylenko, que es francamente floja y muy apoyada en su cara bonita. Sus líneas de diálogo tampoco ayudan precisamente. Aún más allá, una aparición tan breve y sobreactuada como innecesaria de Sergi López; pero debe ser que son muy coleguitas el director y este hombre, porque si no, no se explica. Entre medias, bastante decentes y dando la talla de sobra, Mélanie Thierry como la nueva, joven e ilusionada técnico de agua a quien la realidad le quita el pavo de dos bofetadas; y Fedja Stukan como intérprete local. Stukan es un actor bosnio poco conocido, pero que por su origen creo que alcanza una gran comprensión de su personaje, que oscila entre el agradecimiento y las ganas de ayudar a los extranjeros, y el bochorno y la indignación por la conducta de esos mismos extranjeros que saben poco o nada del país y van por ahí como un elefante en una cacharrería, muchas veces sin intentar entender lo que sucede a su alrededor.



Sobre la dirección y realización, cabe destacar el buen asesoramiento (basándose en la novela de Paula Farias  Dejarse Llover y pasando por entrenamiento con bomberos sobre cómo sacar un cuerpo de un pozo o entrevistas con trabajadores humanitarios y gente que vivió la guerra). Sin duda, está muy bien ambientada, y tanto la fotografía y escenarios como el ambiente recreado (cascos azules, la gente de la zona, los pueblos abandonados) dan una sensación de verosimilitud y enriquecen la película, dándole un soporte, un esqueleto, que la mantiene en pie cuando otras patas cojean. Como el guión, que es un poco irregular, y aunque tiene  partes muy explicativas e ingeniosas, tiene otras que son más dignas de una comedia romántica de los 90 con Cameron Díaz, y alguna ya directamente gratuita e innecesaria, como el cameo absurdo de Sergi López. Por otro lado, el cinismo y el humor negro-negrísimo y lo indiosincrático de los personajes salva al guión, y la película, de males mayores. El film goza de un buen juego de luz, grandes panorámicas y originales travellings muy logrados técnicamente, pero en parte estropeados por una banda sonora francamente mal escogida, basada en canciones conocidas del pop y el rock, y metida con calzador en escenas donde no procede o desentona. Respecto a la dirección, cabe decir que esta película es sin duda una anomalía, o quizá un cambio de fase, en la forma de hacer cine de Fernando León. Ha pasado de esas luces sucias y ese formato plan "Callejeros", casi como si fuera un reportaje, a planos abiertos, cámara más estable, otro tipo de iluminación más nítida, travellings, vistas aéreas... Sigue siendo una manera muy particular de hacer cine, con mucho cuidado por los detalles y un buen trabajo técnico, pero es sin duda otro estilo de dirección. El ritmo es muy bueno, con un buen paso entre una situación y otra, con una evolución de los personajes muy ajustada al tiempo de la acción, y las historias y formas de ser de los personajes muy bien entrelazados. Sin duda es una película que engancha y cuyo conjunto funciona mucho mejor que las partes por separado. La verás y te removerás en el asiento al oír ciertos diálogos peor llevados, o torcerás la boca cuando oigas de fondo una canción que no viene a cuento, pero no podrás apartar la vista de la pantalla ni medio segundo y saldrás con una sonrisa enorme y ganas de hablar de la película.




Y una vez hecho mi análisis cinéfilo personal, querría dar ciertas notas sobre mi opinión profesional de la película. Considero que refleja bastante bien el sentir y pensar de la gente que trabaja en el mundo humanitario, y desmonta los mitos de solidaridad, caridad e idealismo con los que mucha gente identifica este mundillo. Pero también se aleja de los tremendos dramas humanos que algunas películas sobre el tema cuentan, en los que todo son desgracias horribles y situaciones capaces de traumatizar a cualquiera. Es esa sensación, que da la película y que yo he tenido en terreno más de una vez, de no saber si lo que estás haciendo vale para algo o tiene sentido, de que cuando intentas ayudar no obtienes resultados mientras que otras cosas que haces a las que no das importancia marcan la diferencia. Esa incertidumbre de no saber si podrás terminar lo que empiezas porque, por mucho que todos los implicados (organismos internacionales, ONGs, población local, autoridades...) digan que quieren lo mismo, los objetivos y formas de actuar no siempre son compatibles y en ocasiones entorpecen unos a otros. A veces hay situaciones que vistas desde fuera parecen absurdas, y muchas veces el mérito de la gente que trabaja en estos asuntos es el de mantener la cabeza fría y operativa en circunstancias esperpénticas, donde todo cambia cada cinco minutos, donde lo único puntual son los imprevistos, y donde unas veces romper una norma es cuestión de supervivencia y otras no seguirla puede tener consecuencias desastrosas. Es muy interesante ver también qué efecto tiene esto en la gente,  y creo que la película lo refleja bien. Cómo el idealismo y la solidaridad están siempre ahí, pero enterrados bajo capas y capas de cinismo, humor negro, experiencia y resignación, que se hacen más gruesas conforme pasa el tiempo, y sin las cuales no se podría mantener la cabeza y la profesionalidad. Esto lo enseña el personaje de Mélanie Thierry. Y a la vez, es un trabajo adictivo, una forma de vida que es difícil dejar, que te absorbe y deja poco espacio para otras cosas, donde los problemas del día a día te parecen extraños e irrelevantes cuando vives en un mundo en el que hasta cosas de vida o muerte tienen un toque absurdo y te peleas entre tus ganas de que todo sea normal y la necesidad de adaptarte a lo anormal. Interesantes los personajes de Del Toro y Robbins, que muestran distintas fases de ese proceso: nomadismo, lazos personales en "casa" debilitándose, dificultas de tener pareja estable, promiscuidad, alcoholismo, sed de aventuras, individualismo, pragmatismo, ganas de ayudar independientemente de que proceda o no... Bastante lejos de las imágenes del cooperante comprometido, solidario e idealista que se tiene habitualmente, haciéndose fotos con niños morenos y pobres.

2 comentarios:

  1. http://airamvl.com/2015/10/06/un-dia-perfecto-gajes-del-oficio/

    Tenemos ecoooo

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  2. Hola! JD he leido tu comentario de la peli, y dices que también trabajas en ayuda humanitaria. Eso es lo que especialmente me ha gustado de tu crítica, porque esta peli es algo más que cine, y ese aporte que da el conocer de primera mano el tema que trata, es indispensable para valorarla íntegramente. Se está pensando introdicir esta peli en un ciclo de cine en Madrid que presenta temáticas de otras realidades. La dinámica es pasar la peli, y tras ella un foro de especialistas que hablen del tema, y abrir el debate al público. Me gustaria poder hablar contigo, saber más de tu trabajo en el mundo de la cooperación y ayuda humanitaria, y si eventualmente pudierasparticipar en este foro. Mi email es isaprivic@gmail.com. Porfa, si te interesa comentar sobre lo que he dicho, éscríbeme. Me será de gran ayuda para el cine foro. Gracias mil!!

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