martes, 1 de octubre de 2013

El estado del arte 2013: Televisión

Largo y tendido hemos hablado en este blog sobre series de televisión.
La explicación es sencilla, hay mucho de lo que hablar. Las audiencias hablan por si mismas, y el aumento de calidad en la producción de las series ha crecido exponencialmente, sobretodo, a partir de Los Soprano.

Hace no demasiados años, en otra maravillosa serie como es Entourage (El Séquito) Eric y Vince hacían referencia a la catástrofe profesional que suponía hacer televisión para una estrella del cine; probablemente con una importante dósis de ironía, Doug Ellin preveía un cambio en la tendencia, porque unos pocos años después, empezaría a ocurrir lo contrario.

Grandes estrellas de la talla de Kevin Spacey (House of Cards), Martin Scorsese (Boardwalk Empire), David Fincher (House of Cards), Aaron Sorkin (The Newsroom), Mark Whalberg (Entourage) o Kevin Bacon (The Following) entre otros, han vuelto a la pequeña pantalla desde la producción, dirección o interpretación, aprovechando el gran momento de forma que vive el formato, y demostrando que no se necesitan los más escándalosos presupuestos para crear arte audiovisual del mejor nivel.


Probablemente uno de los mayores responsables de ésta era dorada de la televisión la tenga la productora HBO, que obra maestra tras obra maestra, Los Soprano, The Wire, Entourage, Juego de Tronos, The Newsroom...está atrayendo la atención del mundo entero hacia un mercado que estaba en un distanciadísimo segundo plano hace apenas 10 años.


La llegada de tanta competencia, ha provocado la apertura del mundo de la televisión a nuevos genéros cinematográficos, ya que, con mayor o menor acierto, existen series de todos los géneros que se pueden ver hoy en día en la gran pantalla.
Además, éste formato juega con una ventaja importantísima, y es que puede contar historias mucho más extensas, y a su vez, desarrollar personajes que sería imposible ver en un largometraje.
Tony Soprano, o Walter White, por ejemplo, no pueden ser entendidos en su totalidad en 90, 120 o 200 minutos, el espectador necesita ver como cambia y evoluciona el personaje para comprenderlo realmente.
Lo cual nos lleva a pensar en la imposibilidad absoluta de intentar comparar televisión y cine. Son dos formatos radicalmente diferentes; y pueden, y deben, enriquecerse mutuamente.


Tampoco podemos olvidarnos del impacto social que hoy en día suponen las series de televisión;
en los últimos años hemos vivido auténticos fenómenos televisivos, como por ejemplo Lost, con su polémico final incluido, The Walking Dead, The Big Bang Theory y los episodios finales de Los Soprano y el más reciente, Breaking Bad.
Si bien es cierto que según las audiencias, estos programas, no se acercan, ni de lejos a las cifras obtenidas por los capítulos finales de M.A.S.H, Cheers, Siendfield o Friends, lo cierto es que no se están teniendo en cuenta los diversos modos de ver una serie hoy en día, todos ellos a través de Internet, por lo que probablemente tampoco anden tan lejos dichos números.


Desde luego, hay que olvidar aquello de que los actores de la tele son los que no valen para el cine, y perogrulladas por el estilo, lo mejor de lo mejor puede ser visto hoy en día en la pequeña pantalla.

La televisión vive un momento espectacular, que no parece que vaya a acabar próximamente, afortunadamente para todos aquellos que disfrutamos del entretenimiento audiovisual.






Muchas gracias, un saludo.

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